Aquí otra vez

Tenía muchos días sin publicar, pero es que estoy de vacaciones y he aprovechado el tiempo tanto para arreglar y pintar la casa así como para hacer viajecitos nacionales.



Hicimos un viaje familiar, fuimos mis suegros, mi esposo, mi hijo y yo a Quibor, Tintorero, Guadalupe, Cubiro y Carora ubicados en el estado Lara, cada uno de estos pueblos es más bello que otro. El estado Lara lo llaman la capital musical de Venezuela. Quiero hablar por separado de cada uno de los lugares que visitamos con sus respectivas fotos.





A Tintorero lo llaman capital nacional de la artesanía venezolana, es un pueblo de agricultores(as) y artesanos(as) famoso por los tejidos de cobijas, tapices y hamacas, de excelente calidad y belleza.



Me enamoré absolutamente de Tintorero, puedes conseguir maravillas en madera, tejidos, cerámicas, y pare de contar, es como un mercadito, lleno de obras de arte.



Casualmente nos enteramos la noche anterior que era la XVI Feria Internacional de Tintorero 2007, así que no esperamos y nos fuimos para allá. Compramos muchas cositas que les enseñaré en otra publicación, no compre más porque no cabian en el carro, jejeje.



Este es el pueblo donde hacen las maravillas en maderas, es donde viven los artesanos(as) y en sus propias casas tienen su taller de madera.

En la siguiente foto pueden ver a mi hijo comprando una iguana de madera, les cuento que él solito negoció su compra, jeje.



No disponíamos ya de mucho tiempo, debido a que era el día de regreso, pero pudimos llegar a 2 talleres y ver en uno la sala de ventas, y en otro pudimos entrar hasta el taller; el artesano muy amablemente me enseñó su lugar de trabajo, estaba en ese momento haciendo floreros, es increíble como trabajan tan bien los detalles en cada una de las piezas.





Este es un pueblito que queda en montaña, asombrosamente el clima es mucho más frío que Quibor siendo tan cercanos, lamentablemente solo pudimos llegar hasta la plaza Bolívar porque el carro comenzó con un desperfecto, que resultó ser la bobina, yo no se nada de carros, pero mi esposo y mi suegro tuvieron que viajar al día siguiente a Barquisimeto para llevarlo a un taller y menos mal que lo pudieron arreglar rápido.



No obstante pudimos conocer alguito de Cubiro e hicimos una pequeña parada de vuelta para comernos unas deliciosas fresas con crema, mmmmmm que ricas estaban.



Es un pueblo que queda un poco alejado de Quibor, como a una hora aproximadamente. Es muy silencioso, muy limpio, la gente muy amable. Pudimos ver aunque solo por fuera, una Ermita del siglo XIX, para ser exacto del año 1810, justo al lado tiene un plaza deliciosa, tranquilita y muy fresca por su vegetación.



Nos encontramos con unos amigos de mis suegros y nos llevaron a almorzar a lo que ellos llaman la casa de madera, es el restaurant más famoso del pueblo, según entendí, pero ese no es su nombre, se llama Doña Celina, pero es más conocido como la casa de madera que por su mismo nombre, jejeje. Comimos muy sabroso, pedimos el plato típico de Carora, que se llama tostada caroreña, el cual consta de ensalada, trozos de cochino frito, caraotas negras, papitas fritas, y la tostada que no es más que una arepa asada con queso blanco por dentro, luego la frien y le colocan por encima queso amarillo, jamón, mayonesa y salsa de tomate, es deliciosa, pero el plato es como para no comer más en tres días, jejejeje.

Luego fuimos a la casa de la cultura, a comprar quesos caroreños para traer a casa, los cuales son unos de los quesos más sabrosos del país.



Quibor fué nuestro centro de operaciones por decirlo de alguna manera, aquí fue donde nos alojamos en un hotel y viajábamos durante el día a los distintos pueblitos y volvíamos en la noche, esto debido a que es el pueblo más céntrico de la zona que queríamos visitar.

Fuimos al Museo de Quibor, del cual mi suegro es fundador, es un museo antropológico y representa el centro cultural de Quibor, de hecho el motivo principal del viaje eran las reuniones de trabajo que tenía mi suegro, pero mi epsoso y yo nos anotamos para ir, porque yo tenía como 5 años queriendo visitar esta parte de mi país.

Aquí les muestro una aguja de hueso usada hace muchos años por los indígenas, pero no tengo mucha información en estos momentos al respecto, en lo que le pregunte a mi suegra, haré otra publicación con más detalles de esto, porque ella también es Antropóloga y ha escrito muchos libros acerca de este y otros temas y estoy segura me puede echar una manito para aprender de esto.



También fuimos a una radio comunitaria ubicada en una de las oficinas del Museo, su Director Juan José Salazar, muy amablemente nos invitó a conocer las instalaciones y por supuestos no podía dejar de tomarme una foto, jejeje, que farandulera como decimos aquí.



Ha sido un viaje maravilloso, realmente viajar con la familia es un aprendizaje único y una forma de compartir diferente. Esta zona de Venezuela es mágica, si algún día pueden visitarla no dejen de pasar por estos lugares.